El
infanticidio, práctica común en el Imperio Romano
En
tiempos del Imperio Romano, en el que había cierta promiscuidad y permisividad
sexual entre las diferentes capas de la sociedad, uno de los métodos anticonceptivos utilizados era la
introducción en la vagina de un puñado de hierbas, creyendo que esto era
un modo efectivo de controlar la natalidad.
Pero nada más lejos de la
realidad. Estos experimentos
caseros provocaban frecuentemente enfermedades e infecciones difíciles de curar y
no prevenían embarazo alguno.
Por este motivo, durante el apogeo
de bacanales y orgias romanas, se practicó como algo común: el infanticidio.
Numerosas son las fosas que se han
encontrado en antiguas ruinas que se utilizaban como lugar masivo donde
depositar los cuerpos de los bebés recién nacidos que no eran deseados.
La falta
de un método anticonceptivo efectivo obligaba a tomar drásticas medidas para controlar la natalidad
entre las romanas.
Uno de los grupos más proclive a
realizarlo era el de las prostitutas, un colectivo totalmente legalizado
en aquella época y cuyas trabajadoras estaban catalogadas en diferentes clases
y rangos, teniendo incluso que pagar impuestos. Hecho que las obligaba a no
poder quedar embarazadas y tener que dejar de trabajar.
Aquellas
que finalmente quedaban preñadas, y no encontraban forma de interrumpir el
embarazo, optaban por matar al recién nacido con tal de no tener una nueva
carga para mantener y cuidar. Debemos tener en cuenta que, aunque ya se
practicaba por aquel entonces algunos abortos, estos causaban la muerte a las mujeres que se
sometían a dicha interrupción, por otra parte perseguida por la
justicia, por lo que choca ver la
permisividad existente con la muerte de neonatos y el
endurecimiento de penas por abortar.